El Coco junto a otros personajes como el hombre del saco, el sacamantecas, el robachicos, el ropavejero o el Tio Saín, son los seres principales que se suelen utilizar para asustar a los niños. En países angloparlantes, su equivalente es el "Bogeyman".
Para el nombre de este personaje y su caracterización se han sugerido muchas posibilidades, desde el latín coquus, «cocinero», hasta el náhuatl kojko, «daño». Los etimólogos Corominas y Pascual afirman que coco fue primero nombre infantil de agallas y otros frutos esféricos europeos, por comparación con los cuales se aplicó luego al fantasma, y a su vez, partiendo de éste, se bautizó al fruto del cocotero. Según indica Corominas, los hombres de Vasco de Gama llamaron así, en 1498, al fruto por comparación de la cáscara y sus tres agujeros con una cabeza con ojos y boca, como la de un coco o fantasma infantil. Todavía hoy se llama coloquialmente coco a la cabeza, en expresiones como «comer el coco», «tener mucho coco» o «patinarle a uno el coco».
Parece tratarse de un vocablo expresivo que ha surgido en muchas lenguas distintas de forma paralela, generalmente con el sentido de «objeto esférico». Así, en griego antiguo existe ya la voz kókkos, «grano, pepita». Son voces de formación paralela, entre otras, el italiano còcco o cucco («huevo»), el francés coque («cáscara de huevo») y castellano coca («cabeza»). En euskera existe también la palabra koko, que significa insecto, especialmente aquel negro, brillante y rechoncho.
La forma cuco, mayoritaria en hispanoamérica, puede deberse a un cruce entre el coco europeo y alguna deidad de origen africano (el diablo bantú Kuku) o maya (el dios Kukulcan). También se postula que es una deformación de la palabra cucurucho que es el nombre del capirote que usaban los condenados por la inquisición en sus manifestaciones callejeras y obviamente asustaban a los niños físicamente por la forma grotesca que tiene y sicólogicamente por ser personas "malas" frente a la Iglesia Católica.
Existen otras variantes: en México encontramos la forma Kukui (Zacatecas, Michoacán; también Nuevo México), escrita a veces Kookooee para acomodarse a la pronunciación inglesa. En la zona estadounidense, los chicanos emplean con frecuencia el nombre Cocoman (en paralelo al Sacoman u hombre del saco). En Cuba, el Coco alarga su nombre en Cocorícamo. En Perú, la forma Cucufo es uno de los nombres del Diablo en persona. En España la forma "Coco" es la más usada, pero también son conocidos como asustadores el Cocón y la Cucala, así como el Coco Cirioco.
Hasta ahora, el testimonio más antiguo que se conoce de la palabra coco se encuentra en el Cancionero de Antón de Montoro, de 1445. Leemos allí estos versos:
Tanto me dieron de poco / que de puro miedo temo, / como los niños de cuna / que les dicen ¡cata el coco!....
Antón de Montoro, Cancionero
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